lunes, 11 de mayo de 2015

''Un hombre que duerme''



En esta ocasión, el post trata de una película que me recomendó un buen amigo. En cierto sentido conecta con los dos posts anteriores ya que mi protagonista se caracteriza por su peculiar existencialismo: la muerte. 

La película, llamada ''Un hombre que duerme'' es la adaptación al cine de la novela del mismo nombre del escritor francés Georges Perec. En ella, Perec narra la vida de un estudiante de sociología de apenas 25 años que un día pierde todo el interés por la vida. No va a uno de sus exámenes y abandona sus estudios, sus relaciones y todo vínculo con el mundo exterior. Así permanece, impasivo, sin pensar ni hacer absolutamente nada en su pequeña buhardilla parisina, limitándose a deambular por la noche por las calles de la capital francesa sumido en su profundo desapego por todo y todos. Así el protagonista comienza a perder la noción del tiempo y a sentirse cómodo en su absoluta inacción. Dedica su tiempo a resolver solitarios y se siente libre en su postura neutral, indiferente y antisocial. 





En cierto modo, la película nos expone la diferencia entre existir y vivir. Nuestro ''hombre que duerme'' existe pero no vive. No vive porque es una persona vacía, sin ambiciones, sin sueños, se dedica simplemente a respirar, a alimentarse para satisfacer sus necesidades humanas. Se dedica a existir, a ocupar un espacio. Su existencia es como la de cualquier ser inerte. 

A mi personalmente es una película que me produce cierta angustia existencial. El título es muy acertado pues el protagonista se dedica a dormir. Pero no en el sentido del descanso o de la reparación sino como una actitud ante la vida: sin elegir, sin inmutarse, sencillamente ''dejándose vivir''. Desde mi punto de vista, hay muchas personas que viven de esta forma. No sumidas en un sueño tan absoluto pero si en cuanto a una gran falta de interés hacia temas muy importantes como pueden ser la cultura, la política, la educación...

Pero la reacción que provoca esta película -además de cierta incomodidad- es la opuesta a la de ''El hombre que duerme''. Esta película invita a la reflexión, a pasar a la acción, al movimiento. Esta película en realidad me ha hecho querer vivir de forma más intensa y nunca caer en la inacción. A tener más gusto por vivir y luchar por unos ideales.

-Así pongo fin a este blog que, al margen de ser un deber que me ha sido imposible llevar al día. Me despido con un sabor un tanto agridulce. Contenta por haber conseguido acabar la que probablemente será mi última entrada pero triste pues acabar este blog supone poner fin a una etapa de mi vida.-

                                                                                                    
                                                                                                                     Águeda Areces

La muerte.



La muerte, es para todos nosotros un tema tabú. Todos nosotros hemos pensado alguna vez cómo y cuándo será el día en el que fallezcamos. 
La muerte es un hecho biológico, es el fin de la vida. El diccionario de la Real Academia Española la define como ''Cesión o término de la vida'' pero me gustaría concretar que existen diversos tipos de muerte. La muerte común, la ''irreversible'' es la muerte teórica. La muerte teórica ocurre cuando existe una destrucción  del tejido cerebral humano y por tanto de toda la información contenida en él de forma que la recuperación de la personalidad original se vuelve imposible por cualquier medio físico (en principio, pues aún hay esperanza puesta en la nanotecnología para evitar este proceso). Este término fue acuñado durante los años 90 ya que gracias al avance en la tecnología médica se logró que condiciones como el fallo cardíaco (considerado antiguamente como muerte) se volvieran reversibles.

A pesar de esto, en nuestra racionalidad no cala dicho concepto, no somos capaces de concebir nuestra no-existencia o la no-vida de alguien cercano a nosotros. Tal vez seamos capaces de entender la muerte cuando estemos en ella (pero son puras confabulaciones). 

Desde mi punto de vista, el sentido de la muerte se encuentra en la vida misma. En el momento en el que somos conscientes de que vamos a morir, dirigimos todas nuestras acciones y nuestros esfuerzos hacia la vida intensamente vivida. En realidad, el morir nos enseña a amar, a querer, a recordar. La muerte proyectada hacia la eternidad no puede ser más absurda pues la muerte dejaría entonces de ser la fuente y el fin de la vida al desaparecer la certeza de la finitud. 

La muerte de Sócrates, considerada el más grande atentado contra la filosofía
                            
 Así pues, la muerte es una especie de espejo con el cual contemplamos nuestra vida entera, perfilándola como un proyecto común de todos los hombres: los que están, estuvieron o estarán -entre otras muchas cosas-. Entonces, la vida no resulta ser más que un pequeño periodo de nuestra existencia. Por lo cual, la vida cobra sentido cuando se presenta como un tránsito. Morir es cambiar de estado y  morir se puede entender como desprenderse finalmente de todo lo material que nos une a este mundo para facilitarnos el paso a la eternidad. Personalmente, yo no creo en la separación cuerpo-alma como Platón ni en la vida eterna cristiana, por ejemplo y en ocasiones me da pena no ser creyente de ninguna religión porque al menos tienen esa fe ciega, esa esperanza de ir a algún lugar después de la vida. -En este sentido, este post podría continuar con el anterior pues  mi postura acerca de este tema es similar a la de Nietzsche-.

Por otra parte, me gustaría clarificar que nuestras fuerzas humanas se van consumiendo poco a poco. El hombre va muriendo a plazos hasta acabar haciéndolo completamente. Por ello, la muerte acontece continuamente, y cada instante puede ser el último.
En definitiva, debemos de vivir la vida al máximo e intentar dejar el mejor recuerdo posible pues nunca sabemos cuando o cual será el motivo de nuestra muerte. 

A mi personalmente este es un fenómeno que me fascina. Así como me fascina el ''ente'' que se crea tras la cópula, la creación de algo que existe contrapuesto a la culminación de la vida, a la no-existencia de dicho ''ente'', la muerte. Es algo EXTRAORDINARIO.

                                                                                                                                                                                                                                                                               
                                                                   Águeda Areces





El Hombre y la religión en Feuerbach y Nietzsche.

Al igual que David Hume despertó a Immanuel Kant de su sueño dogmático, fueron los alemanes Ledwig Feuerbach y Friedrich Nietzsche los que despertaron el mío. Por lo cual, este post tratará sobre ambos autores y su relación con la ética y la religión.





En primer lugar, Feuerbach es un biólogo, antropólogo y crítico de la religión del siglo XIX considerado el padre del actual humanismo ateo o ateísmo antropológico. Fue quien despertó a Marx del ''sueño dogmático'' tras leer su obra ''La esencia del cristianismo''. En dicha obra, Feuerbach defiende que el hombre primitivo, cuando adopta consciencia de lo que es y profundiza en su interior, se da cuenta de que, además de ser un individuo común y limitado perteneciente a la especie humana, interminable e ilimitada, percibe dicha existencia como algo diferente a él, creando otro ser llamado Dios. Así, el hombre se despoja de sus cualidades a este otro ser ajeno a sí mismo. Así, el hombre proyecta en Dios toda su riqueza y toda su bondad en Dios. Así es como surge la alienación del individuo. 
Según Feuerbach, la alienación de la religión acaba cuando el hombre, tras un periodo de reivindicación, consigue restituir para sí las cualidades que le pertenecen. Además, Feuerbach no niega la religión sino que guarda hacia ella un espíritu crítico mediante el cual distingue lo verdadero de lo falso. 

En segundo lugar, el alemán Friedrich Nietzsche, otro importante filósofo que vivió a finales del siglo XIX y cuya labor más conocida probablemente haya sido matar a Dios. Este autor tiene una perspectiva muy curiosa ya que su obra se centra en una crítica exhaustiva a la cultura, la religión y la filosofía occidental ''desenmascarando'' dicha moral. 

Por lo cual, Nietzsche no ve ninguna diferencia entre la moral kantiana, la cristiana o la marxista pues cree que todas ellas predican los mismos valores: la solidaridad, la honestidad, la generosidad.... Tanto las éticas laicas como las religiosas (cristianismo, islamismo, judaísmo...) han buscado una serie de argumentos que fundamenten dichos valores. Las laicas basadas en la razón y las religiosas en la creencia y en ocasiones, aprovechándose de la ignorancia. 

Nietzsche1882.jpgDichos valores proceden todos ellos de la cultura judía y son todos ellos valores contrarios a la vida. Así, si la vida es presente, alegría y lucha, las religiones han promovido la esperanza, la resignación y la paz, denotando un indiscutible miedo a la vida. 

Frente a esto, Nietzsche propone aceptar siempre la vida: tanto si es alegría y gozo como si es dolor y violencia. Simplemente porque no hay otra cosa más allá de la vida y todo cuanto existe se da en vida. Además, la vida gira entorno a la ''voluntad de poder'' ya que los individuos se mueve siempre por ella. - La ''voluntad de poder'' es un término acuñado por Nietzsche para aludir al deseo y la pasión del hombre por el poder (este concepto fue utilizado como argumento por el nazismo)-.

En definitiva, Nietzsche propone dar un giro radical a los valores dominantes en occidente, volviendo a los valores arcaicos o primitivos, los que dominaban antes de la irrupción del cristianismo. 

Nietzsche defiende decir sí a la vida en todos sus aspectos y desarrollar nuestra vida siguiendo los valores del orgullo, la generosidad, la lealtad, la fortaleza, la creatividad.. evitando que ningún tipo de razón o teoría se anteponga ante nosotros. Pues, tanto sacerdotes -con el Cielo- o filósofos -con la Verdad- lo único que buscan es crear un mundo artificial opuesto a la única realidad: la vida. 



                                                                                                                  Águeda Areces



domingo, 10 de mayo de 2015

"En casa"

Hace no mucho tiempo, una amiga me recomendó un libro llamado "En casa, una breve historia privada". Este libro es fruto del trabajo del escritor Bill Bryson, un autor sexagenario de origen británico nacido en Estados Unidos cuyos libros versan sobre viajes, divulgación científica, la lengua inglesa...
Bryson publicó varios libros entre los que se encuentra " Una breve historia de casi todo" en la cual -a través de un lenguaje bastante accesible- consigue tratar temas como la paleontología, la física de partículas, la evolución... Este libro, guarda gran relación con "En casa" pues este último es la versión "de casa".
Este libro es un libro de historia. Aunque también de divulgación científica e incluso un libro de viajes.


El libro consta de más de 700 páginas y está dividido en 19 capítulos.
La particularidad de dicho libro es que el autor dedica cada capitulo a una parte de la casa. Existe un capítulo dedicado a las escaleras, otro al baño, otro a la cocina...
Así, Bryson nos va guiando en un tour por cada estancia de su casa, dedicándose a describir detalladamente el mundo entero, su ciencia y su historia a través de las cosas que va encontrando. Va analizando minuciosamente la realidad, como si la mirara a través de miles de lentes logrando convertir lo cotidiano en algo extraordinario.
Curiosamente, tras leer este libro te das cuenta de la cantidad de detalles que desconoces acerca de los objetos que te rodean tales como de dónde proviene y qué procesos pasa el pan que consumimos, por qué mi tenedor tiene cuatro puntas en vez de tres, por qué tardó tanto en inventarse la cama.
Así pues, el libro nos ayuda a reflexionar acerca de lo más interesante, lo que está enfrente de nuestras narices y nunca nos paramos a analizar.
Me gustaría lanzar esta recomendación para todos los lectores curiosos pues el libro es fácil y entretenido de leer -las páginas vuelan mientras las lees a pesar de que haya ciertos errores de traduccion- y resulta muy interesante pues, nunca volverás a ver tu casa como anteriormente sino como un lugar en el que se aglutinan miles de misterios históricos y científicos llenos de fascinantes anécdotas a su alrededor.



                                           Águeda Areces

Feminismo y Segunda República

Como de costumbre, actualizo el blog tarde, mal y nunca. El post de hoy guarda relación con una pequeña ocurrencia que tuve el 14 de abril, día de la República. 
Además, guarda conexión con el post anterior acerca de las mujeres. Esta vez tratará sobre las mujeres durante la República.

Durante la Segunda República, se implantaron en España decenas de reformas conquistadas por y para las mujeres. Me parece conveniente recordar este hecho pues el machismo sigue siendo un germen latente en nuestra sociedad -ya son 11 el número de mujeres asesinadas en lo que va de año-.
La mujer española habia tenido siempre un papel secundario en la sociedad. La mujer estaba condenada a ser esposa y madre, dependiente siempre de su padre, marido, hermano o hijo si se quedaba viuda. Pero, esto cambio cuando, en el primer cuarto del siglo XX, la mujer se incorporó a la vida laboral, contribuyendo a la modernización de la economia española. Así, a partir de los años 20, las mujeres comenzaron a tomar partido en organizaciones obreras y sindicatos luchando por sus derechos.
Fue tras el 14 de abril de 1931 con la llegada de la democracia, cuando las mujeres lograron la llegada del voto femenino y la conquista de una posición legal menos discriminatoria. 
Una de las figuras más importantes dentro de la conquista feminista a lo largo de aquellos maravillosos años fue Clara Campoamos, una diputada feminista del Partido Radical. Fue quien reclamo ante las Cortes constituyentes que los derechos de los ciudadanos debían garantizar un tratamiento legal igualitario y sin discriminación entre hombres y mujeres y que por tanto, la Constitución republicana debería estar redactada bajo la igualdad y la no-discriminación sexual. Curiosamente, la opinión general -tanto la izquierda como la derecha- creía que la mayoría de las mujeres influenciadas por la derecha conservadora propiciarían el triunfo de la derecha pero finalmente se demostró como errónea la tesis que afirmaba que el voto femenino sería mayoritariamente conservador. 

La Constitución republicana, además de conceder el voto a las mujeres, eliminó ciertos privilegios reconocidos hasta dicho momento exclusivamente a los hombres. Así, se reconocieron derechos a la mujer en la familia y en el matrimonio: matrimonio civil,  divorcio de mutuo acuerdo, derecho de la mujer a tener la patria potestad de los hijos, se suprimió el delito de adulterio aplicado exclusivamente a la mujer... Además de infinidad de medidas de protección de la maternidad como la prohibición del despido por contraer matrimonio o por maternidad, el Seguro Obligatorio de Maternidad... En este sentido, el régimen estaba poniendo a España a la altura de los países más avanzados en materia de igualdad. Sin duda, la República dotó a las mujeres de la hasta entonces inconcebible oportunidad de tomar parte en la escena social y política. 

Por otra parte, tras el estallido de la Guerra Civil, es digno de mención en este post la acción de las milicianas, parte de ellas muertas en combate. Durante el comienzo de la guerra, las mujeres luchaban en el frente con sus compañeros varones pero en otoño del 36 fueron enviadas a la retaguardia. Un claro ejemplo de lucha fue la Unión de Muchachas que defendió Madrid durante los 3 años de guerra. Así como las Mujeres Libres o la Asociación de Mujeres Antifascistas (AMA), quien dirigida bajo las órdenes de la pasionaria organizó a las mujeres en fábricas -faltas de mano de obra-, entre muchas otras acciones. 
En definitiva, la República en apenas 5 años supuso un increíble avance para la mujer, sobre todo en el ámbito legal. En tan pocos años el régimen conquisto grandes avances para el género femenino, quien consiguió su participación en el ámbito público. No obstante, el franquismo puso fin a esta experiencia eclipsando todas las medidas republicanas e instaurando un régimen absolutamente patriarcal y machista. Por ultimo, me gustaría señalar que fue en el año 36 cuando Federica Montseny, ministra de Salud, consiguió la legalización del aborto, otro de los muchos derechos que actualmente se nos quieren arrebatar.

Por ellas y por las generaciones futuras, la lucha continua.




                                          Águeda Areces