lunes, 16 de junio de 2014

El viento que agita la cebada.











"Es fácil saber contra quién estás pero es difícil saber a favor de quién estás"  





El viento que agita la cebada es una película dirigida por Ken Loach y estrenada en 2006. El contexto de la película es la Irlanda de los años 20. Década de cambios dentro de la isla ya que en 1916 el Levantamiento de Pascua y más tarde en 1918 la mayoría de votos al Parlamento  de Londres ganados por el Sinn Féin (partido nacionalista e independentista irlandés) tratarían de llegar a la independencia de la Commonwealth.

Este drama bélico está protagonizado por dos hermanos: Teddy y Damien O’Donovan. Ambos miembros del IRA (Irish Republican Army) durante la Guerra de la Independencia Irlandesa (1919-1921) y la Guerra Civil Irlandesa (1922-1923). Tras aprobarse el tratado angloirlandés de 1921 hubo una división dentro de los republicanos irlandeses: favorables y opositores al tratado. Esta escisión se ve muy claramente dentro de la pareja de hermanos.

 Damien considera el tratado una traición hacia el ejército republicano ya que este no solo se olvida de establecer una república socialista irlandesa sino que Irlanda sigue formando parte de la Commonwealth. Para Damien la república debería traer consigo una nacionalización de los bienes de producción y como dice Dan (otro socialista revolucionario) que la revolución no signifique únicamente cambiar el acento del gobernante y el color de la bandera sino que hay que ir a los cimientos del país para conseguir una nueva Irlanda.

En cambio Teddy, se declara favorable al tratado alegando que la revolución llegará más adelante, cuando sean fuertes y puedan independizarse completamente de Gran Bretaña y se une al Estado Libre Irlandés.

Teddy es un socialista moderado y Damien un socialista revolucionario. Entre estos dos personajes se aprecia muy bien la división dentro del socialismo.  Teddy solo busca la independencia política de Gran Bretaña mientras que Damien va un poco más allá.  No puedo evitar acordarme de las diferentes escisiones dentro de la izquierda en las Asociaciones Internacionales de Trabajadores de la que se fueron anarquistas, comunistas…

Además, otro aspecto muy  interesante de la película es la lucha por la libertad del pueblo irlandés, que por otra parte, se encuentra totalmente sometido bajo la iglesia católica. Luchan por una sociedad libre en cuanto a independencia se refiere ya que el modelo de la sociedad que es la estructura principal de la nación está dogmatizado.


De todas formas me parece una película de lo más bonita ya que es muy expresiva, te hace pensar y te enfoca la revolución desde el plano de la lucha obrera, muy interesante. Totalmente recomendable.



                                                                                                      Águeda Areces



martes, 10 de junio de 2014

Cuestión de democracia.





Ocho días después del resultado electoral obtenido el pasado 25 de mayo que podría significar el final del bipartidismo en España, la Casa Real realiza una maniobra cuya finalidad es intenta reflotar la monarquía que -al igual que nuestra economía, sociedad y democracia- está enferma. La corrupción que va a ver sentados en el banquillo a la hija del Rey, a su yerno y al secretario de las infantas por blanqueo de capitales, delito fiscal y malversación de fondos públicos, esto no contribuye a mejorar su imagen. Por no hablar de la pérdida de respeto hacia la figura del monarca tras su famosa escapada a Botsuana. En definitiva, la monarquía se encuentra hundida en un mar de descrédito y corrupción.

El problema está en que los medios de comunicación han conseguido entronar al rey como la figura que trajo la democracia a nuestro país, una persona que goza de gran prestigio en el extranjero, etc. Todos estos argumentos están vacíos de contenido: la democracia llegó a España del brazo de la Segunda República en el '31 y la figura de nuestro monarca es de las peores vistas en el extranjero: es un mero reflejo de la desastrosa situación y el atraso social que sufre nuestro país. Por no hablar de que las reuniones internacionales que tiene Su Majestad son con su homólogo marroquí, los petro-monarcas árabes y demás ejemplos internacionales de democracia, ¿de verdad queremos que se nos asocie con una figura no electa siervo de las élites políticas y económicas?

A pesar de que en España a día de hoy es cierto que hay problemas más urgentes que nuestro modelo de Estado, no es por ello menos importante. La monarquía es una institución anacrónica que no tiene cabida en nuestra época. Por ello, tras la reciente abdicación del monarca el pasado lunes 2 de junio miles de personas salieron a las calles para pedir un referéndum democrático. Las manifestaciones del lunes tuvieron multitudinarias réplicas el sábado siguiente para pedir también que el pueblo español decida seguir manteniendo la monarquía o instaurar una república. Por otro lado, también los ‘’promonárquicos’’ se manifestaron pero con menos éxito.

La posibilidad de realizar un cambio en nuestra jefatura de Estado es prácticamente nula ya que La Constitución estipula la Monarquía como forma de Estado de España. Si alguien quiere cambiar esto, tiene que acogerse al procedimiento de reforma de la Constitución establecido en la misma. Existen dos vías: o bien 2/3 de cada una de las Cámaras (Congreso y Senado)  apoyan la reforma o éstas se disuelven, son convocadas nuevas elecciones, es aprobada la reforma por 2/3 de las nuevas Cámaras y se confirma la reforma mediante un referéndum popular. Así pues, tal y como hizo Franco, el Rey abandona el trono encargándose de que todo quede atado y bien atado.

Desde mi punto de vista, dejando de lado que la monarquía es algo propio de la Edad Media, defiendo una forma de Estado republicana por varias razones.

En primer lugar, el poder de la Corona en nuestro Estado es completamente ilegítimo dado su carácter hereditario y debido a que el pueblo que lo mantiene con sus impuestos, no tiene derecho a elegir.

En segundo lugar, mantener a la Familia Real supone un gasto altísimo para el Estado (59.280.000€ anuales). Al mismo tiempo, en nuestro país se recortan millones en sanidad y educación, el 27% de la población activa está desempleada, se realizan de media al día 517 desahucios y múltiples colegios tendrán que abrir sus comedores para que muchos niños puedan ir durante el verano para tener asegurada al menos una comida al día. Mientras, la próximamente princesa Leonor recibirá un sueldo de las arcas públicas de 102.464 euros anuales, superando con 94.702,4€ el salario anual mínimo español (7.743,6€). ¿A cuántos niños podría dar de comer ese sueldo? ¿Es normal que el sueldo de una niña de apenas 9 años sea 4 veces mayor que el salario medio en España (23.650€)? ¿La labor que desempeña realmente merece esa remuneración? Personalmente, me parece tan sumamente obvio que no que no comprendo como en España esto tiene lugar y existe gente que lo defiende.

 Por otro lado, el Rey es una figura prescindible ya que podríamos tener un Presidente de la República como Irlanda o Italia que cumpliera exactamente las mismas funciones sin tener que mantener a toda su familia. Además, el Rey es una figura inviolable, es decir, goza de una protección jurídica especial: no puede ser procesado por la Justicia. ¿Es esto justo? Obviamente no, este señor tiene una posición privilegiada por encima del resto de la ciudadanía española simplemente por haber nacido en la familia que ha nacido. Yo por ser hija de quien soy no gozo de ningún privilegio y no es justo que una persona, por su sangre, lo tenga. 


Por último, concluir con que democracia no es únicamente votar una vez cada cuatro años. Llevamos años pidiendo una democracia real. Que se realicen los referéndums que sean oportunos para que el pueblo sea quien decida puesto que es en cual reside la soberanía de la nación. ¿Por qué no se hace? No se hace porque es su juego, tenemos que respetar las reglas que han impuesto y simplemente no interesa que el pueblo hable y se manifieste ya que, como en este caso, va en contra de los intereses de la clase dominante.






                                                  ¡A por la Tercera!


                                                                                                                                                                                                Águeda Areces

                       

miércoles, 4 de junio de 2014

¿Puede existir una sociedad sin Estado?


        ¿Puede existir una sociedad sin estado?


    El estado es el órgano de gobierno de un país. Engloba las diferentes formas de organización social, económica, política soberana y coercitiva, formadas por un conjunto de instituciones no voluntarias como fuerzas armadas, la administración pública, los tribunales y la policía. El estado asume las funciones de defensa, gobierno, justicia, seguridad y otras como pueden ser las relaciones exteriores con el fin de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
        A lo largo de la historia, hemos visto principalmente tres formas de gobierno. El gobierno de una sola persona -monarquía absolutista, dictaduras personales-, el gobierno de unos pocos, conocido como oligarquía -despotismo ilustrado- y la democracia, la cual tenemos hoy en día. Es la autoridad de estos gobiernos la que decide bajo qué condiciones va a vivir la sociedad gobernada y, todos estos tipos de gobierno han sido criticados desde diferentes puntos de vista, sobre todo cuando entran en crisis.
     Ahora bien, volviendo a la pregunta ‘’puede existir una sociedad sin estado’’, hay dos posturas, sí o no. Como la primera es bastante obvia, la segunda es la más interesante de comentar.
      Los marxistas y anarquistas defienden que el estado es un enemigo con quien hay que acabar. Es un instrumento que utiliza la clase dominante (opresores) para ejercer su dominación sobre los oprimidos. Así pues, basándose en las ideas rousseaunianas según las cuales el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad quien le corrompe, defienden que un hombre que crezca en una sociedad socialista, con la desaparición del estado no se comportará de manera egoísta sino que será un ser bondadoso ya que a sus iguales los verá como compañeros, no competidores o enemigos. Los comunistas y anarquistas entienden que la sociedad no puede cambiar de un día para otro (desde luego, si ahora mismo desaparecieran la policía, la justicia y la administración, reinaría el caos absoluto) pero necesitaríamos un periodo de transición como por ejemplo una sociedad socialista en la cual todos fuésemos iguales y tuviéramos las mismas oportunidades. Entonces, siendo educados bajo unos valores de igualdad, tolerancia y respeto cabe pensar en una sociedad sin estado.


       Desde mi punto de vista, una sociedad sin estado es posible, siempre y cuando la sociedad esté lo suficientemente concienciada y bien educada bajo los valores del respeto y la igualdad.
Y, citando a Karl Marx, concluyo:  “Se necesita otra educación para otra sociedad; y otra sociedad para otra educación”.



                                                                                                                  Águeda Areces